10/15/2008

Huele a jazmines

Lo vi llegar despacio,
zigzagueando entre mis cosas,
bailando en los rincones
con espirales graciosos.
Lo vi acercarse de a poco,
desplegando nubes
y ovillándose en volutas.
Lo vi acechándome
hasta meterse en mi nariz
e inundarla
para hacerme olvidar
que vi el perfume.

10/10/2008

Dos años a penas

Este blog hoy cumple dos años. Como ya he dicho otras veces: apenas dos años, a penas dos años.

10/09/2008

Humo
de días que se quemaron.
Diez. Cien. Mil.
Hojas
de improbables almanaques
infernales
en los que la paz
es sueño hecho cenizas.
Memoria
de un deseo
que preserva su existencia
a condición de no ser.
Trama, trampa, trauma.
Tema, treta, tregua.
Triste.

10/04/2008

El "qué" y el "cómo"

Durante la semana anterior, el desconocimiento del contenido de Callejeros en primera persona generó una fuerte controversia que motivó estas palabras.

Cuando un libro se publica comienza a hacer su propio camino. La letra impresa se independiza y adquiere peso propio.
Ahora que está en las librerías es posible desarticular las conjeturas y despejar las dudas. Es posible dejar de interrogarse acerca del "qué" y comenzar a reflexionar a propósito del "cómo".

Es que casi no existe otra limitación que la elección personal en cuanto a qué se dice pero sí es imprescindible sostener una posición clara respecto de cómo se dice lo que se ha elegido decir. Porque es ese cómo el que habilita consensos o disensos; el que abre o clausura un espacio de discusión; el que enriquece o limita la percepción de la realidad; el que establece el tono del intercambio de opiniones.

No es lo mismo plantear una disidencia diciendo "No estoy de acuerdo" que hacerlo con un "Sos un imbécil". La primera frase da lugar a la pregunta acerca de los motivos del desacuerdo. La segunda, en cambio, orientada a la calificación –o descalificación–, levanta barreras defensivas y transforma al interlocutor en acérrimo enemigo. La primera habla de la voluntad de escuchar. La segunda expresa intolerancia y violencia. La primera invita. La segunda provoca.

Durante el proceso de escritura de Callejeros en primera persona me preocupó mucho el cómo. Lo mismo me sucedió en estos últimos días en los que contesté un número significativo de entrevistas periodísticas. Lo mismo me decidió, en un momento dado, a suspender la publicación de los comentarios de todo signo y tenor que me han dejado en los blogs, no porque representaran una falta de respeto hacia mí sino porque podían representar una agresión innecesaria hacia otras personas.

Las palabras por sí mismas no lastiman ni reparan. Lo que hiere o cura, lo que abre puertas o construye murallas, lo que las transforma en armas o en consuelo es la manera en que elegimos utilizarlas.