8/21/2011

¡Feliz día!

A los que todavía son curiosos y algo despreocupados. A los que pueden llorar de risa y reírse mientras lloran. A los que son sabios sencillos. A los que guardan una pizca de ingenuidad para mirar el mundo. A los que la picardía les pone brillo en los ojos. A los que se toman la vida muy en serio pero no se toman tan en serio a sí mismos. A los que no dejan de preguntar. A los que son capaces de hacer una rabieta y olvidarla dos minutos después. A los que hacen amigos porque sí. A los que ni bien aprenden algo lo comparten con otros. A los que no tienen miedo de revolcarse por el piso ni de ensuciarse la ropa. A los que creen que todo es posible. A los niños y a los que todavía son un poco niños, ¡feliz día!

8/15/2011

Dormir afuera – Elecciones PASO

En el día de ayer se realizaron en la Argentina las primeras elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). El voto de la ciudadanía dejó un saldo más que interesante y arrasó con los mitos que se habían construido en torno al oficialismo y la oposición. Veamos de a a uno algunos de ellos.
• Elisa Carrió. Desde hace varios años, "Lilita" viene atravesando un ciclo autodestructivo cuyos efectos se materializaron en esta elección de una manera dramática. Protegida apenas por un crucifijo de una supuesta persecución, pasó a la mística y la admonición con vaticinios del fin del mundo; en ese recorrido obtuvo un profundo conocimiento de "la gente que me habla en la calle" y se volcó a las expresiones aplacatorias del tipo "a la violencia hay que responder con calma"; de allí viajó a la dimensión del voto emocional (hay que votar con el corazón) y, hasta donde se vio ayer, luego de este impar derrotero, se perdió en la niebla del fracaso. 
"La gente" votó con el corazón y le otorgó un paupérrimo 3% de confianza a nivel nacional, que si bien alcanza para participar en octubre, la pone más cerca de Jorge Altamira que de cualquier otra fuerza opositora.
• Jorge Altamira. La izquierda argentina está acostumbrada al vapuleo electoral. Con absoluta franqueza y realismo, Altamira convocó a los votantes a sumar el 1.5% que lo habilitaría para presentarse en las elecciones de octubre. Objetivos claros y paso seguro: ahora es esto, si llegamos a esto, vemos qué más. Y lo consiguió. Aplauso, medalla y beso.
• Hermes Binner. Con un esfuerzo que se nota, Binner le hace frente a una campaña nacional. ¿Por qué digo que se nota el esfuerzo? Porque Binner no es un dirigente carismático, porque su palabra tiene un nivel que está por encima de la barricada, porque se lo ve incómodo frente a las cámaras, las luces y el folklore partidario. Su desempeño electoral fue muy bueno para una fuerza que tiene una presencia muy reciente en el ámbito nacional. Alguna vez escribí que muchos gobernadores provinciales que realizan gestiones exitosas tienen la idea de que ese éxito puede traspolarse al territorio nacional por una simple operación matemática de multiplicación, como si el gobierno federal fuese una réplica ampliada del gobierno provincial. Binner comienza a transitar el camino que lleva de lo local a lo nacional, un camino muy arduo por cierto. 
• Ricardo Alfonsín. "Ricardito" pertenece a una especie en extinción: la del político que cree que si dice "vamos ganando" o "estamos a 3 puntos" o cualquier otra cosa que tenga que ver con un proceso de visualización creativa, los votantes lo creen y actúan en consecuencia. Además, forma parte de los dirigentes que en esta campaña, en un gesto incomprensible, declinaron pedirle a la ciudadanía que los votara. El "Francisco, yo creo en vos. Yo creo en vos, Ricardo" del spot publicitario resultaba un cierre del vínculo que dejaba afuera al votante. Muchachos, si se tienen tanta confianza mutua, hagan negocios juntos, pero la política déjensela a los que no se sienten humillados si piden un voto. 
• Eduardo Duhalde. Si algo hay que reconocerle a Duhalde es que muere en su ley, con el "Momo" Venegas arriba del escenario. Y, además, tengamos en cuenta que fue el propio Venegas quien hizo la mejor elección de la agrupación. Frente a las cámaras de los programas políticos, el expresidente fue el candidato más inconsistente, mostrando cierta dificultad para seguir el hilo de las entrevistas. Su ambición de protagonismo y la dispersión de esa alianza provisoria que fue el Peronismo Federal lo condujeron a un desempeño penoso a nivel nacional.
• Alberto Rodríguez Saa. Desde su experiencia en San Luis, "el Alberto" hizo una excelente elección a nivel nacional. Fiel a su estilo con rasgos de sincericidio agudo, desde sus spots invitaba a visitar su provincia para comprobar el bienestar del cual allí se gozaba: "Si no me creés, vení a San Luis". Y un 8% del padrón nacional le creyó. Anoche, desde su bunker y con su habitual sentido del humor, le reprochó a Duhalde la objeción a la candidatura de "el Adolfo". Chicanas peronistas que le ponen un poco de color a la política. 
• Alcira Argumedo. Esta buena mujer le debe a la testarudez de Fernando "Pino" Solanas haber protagonizado la candidatura más absurda de estas PASO. Con notable obediencia partidaria, Argumedo se sumó al capricho del cineasta. Y así le fue. 
• Martín Sabbatella. A pesar de que no participaba de la elección a nivel presidencial, es posible hacer una referencia para este exitoso exintendente del partido de Morón que aspiró a proyectarse a la gobernación provincial, intentando hacerle sombra a un Scioli consolidado y subirse a la ola del furor "cristinista". La realidad dio una respuesta cruel: a Sabbatella le hace falta todavía tomar mucha sopa.
• Cristina Fernández de Kirchner. Si el lector llegó hasta este punto sabrá que todo lo escrito antes de estas líneas es pura especulación. La verdad, la única verdad, es que Cristina ganó solita en toda la cancha (excepción hecha del marquesado de San Luis, donde la realidad sigue otros carriles). Ganó incluso donde sus candidatos a gobernador habían perdido. Ganó sin excusas y sin mácula. Ganó más allá de Bonafini y Schoklender, de Carlotto y el ADN de los Noble Herrera, de Zaffaroni y los departamentitos. Más allá del duelo y la presunta debilidad que la muerte de Néstor le había conferido. Ganó vestida de negro, hablando de "El" y de su legado. Ganó de manera abrumadora e incuestionable. 
Vale analizar el notable cambio de tono en su discurso de ayer porque, de haber adoptado ese sesgo conciliador antes de la victoria, hubiese sido tildada de débil, hubiese sido diagnosticada en estado de necesidad. Anoche, su palabra suavizada sonó a grandeza. Por primera vez abandonó el estilo "maestra ciruela" que tanto malestar provoca en un segmento de la población. Y habló para todos, los que la votaron y los que no. Fue un movimiento inteligente y audaz, hecho en el momento preciso en que sólo podía beneficiarla.   
Los votos de Cristina arrasaron con las especulaciones. Si las PASO hubiesen sido un partido de truco, podría decirse que, dado que ninguno llegó a 15, los contendientes "durmieron afuera". 

8/01/2011

Balotaje CABA

Debo decir que si Daniel Filmus hubiese logrado revertir el pobre desempeño que tuvo en la primera ronda de la elección a Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no me hubiese sentido satisfecha. 
Tampoco me causa satisfacción alguna el enorme apoyo que recibió Mauricio Macri y que lo transforma en un excelente prospect para las negociaciones posteriores a la primera interna abierta, obligatoria y simultánea que se llevará a cabo el próximo 14 de agosto. 
¿Nada me viene bien? La verdad, en lo que hace a política, nada me convence del todo y de lo poco que rescato sólo surge un recorte parcial y limitado. 
De la elección de ayer me queda la extraña sensación de una puesta en escena algo burda. Con el resultado ya definido, el último día de las vacaciones de invierno en el distrito y atravesados por el frío invernal, los porteños fuimos a votar mostrando más conciencia del deber cívico que ganas. 
Ni el rápido reconocimiento de la derrota por parte de Filmus, ni la diplomacia de Macri invitando a la convivencia pacífica, ni el –por fin– llamado de la presidenta para felicitar al ganador pudieron esconder el trasfondo de los tiempos que vivimos. Los dientes apretados y el ponerse sobre las espaldas el fracaso en aras de salvar lo poco que queda de "intocable" en el oficialismo, en el caso de Filmus; la sobreactuación de un discurso fabricado a la medida del hartazgo nacional, el discurso vacuo de Macri; y la segura incomodidad de Cristina Fernández, a quien los gestos de gentileza parecen sonarle como renuncia a los principios fueron las caras ocultas –pero no tanto– de este escenario en el cual reina la falsedad y la hipocresía.
Filmus debería comprender que el castigo no estuvo dirigido a su persona sino que reflejó el descontento de los ciudadanos frente a situaciones que desnudan algo que vengo sosteniendo desde hace ya tiempo: tomar las medidas correctas por las razones equivocadas no conduce sino al error. Baste mencionar la utilización por parte del oficialismo del tema de los Derechos Humanos –caso Schoklender– y de la recuperación de nietos apropiados durante la dictadura –caso ADN Noble Herrera– para comprenderlo.
Macri no puede olvidar que hoy cuenta con un apoyo temporario, más fundado en el rechazo a lo que significa el oponente que en la adhesión a un gobierno que tuvo más gestos superficiales que medidas estructurales. 
Ojalá la primera mandataria pueda sostener el aire de gentileza y don de gentes que mostró ayer y ojalá ese aire responda a la convicción de que en política no hay enemigos sino adversarios, que es bueno que los ciudadanos de todas las líneas de pensamiento encuentren una representación en la dirigencia política, que la adhesión no implica genuflexión y que el rechazo no significa odio. Ojalá.