8/28/2010

Trinity, Mr. Smith, Pinky y Cerebro

Estoy un tanto cansada de que el gobierno piense que quienes no adherimos a sus políticas somos subnormales cuyo escaso cerebro ha sido abducido gracias al trabajo funesto, persistente y sistemático de algunos medios de comunicación. 
Estoy cansada, también, de que quienes trabajan para nosotros, los ciudadanos, consideren que ellos son los dueños de un saber incuestionable acerca de qué es lo bueno y qué es lo malo, qué servicios nos convienen y cuáles deben sernos vedados porque responden a un siniestro plan de control. 
Estoy harta de que el escenario político argentino parezca una película clase B de la época de la guerra fría, plagada de conspiraciones, terribles planes de manipulación y desestabilización, y oscuras intenciones satisfechas frente a nuestros ojos ciegos y nuestra voluntad vulnerada por el lavado de cerebro; todas acciones dirigidas por fuerzas ocultas y destructivas.
Estoy hasta la coronilla de la guerra sin cuartel entre una Trinity berreta, una de las pocas elegidas que tiene acceso a la visión de la Matrix, y un Mr. Smith no menos desteñido cuyo inconmensurable poder está al servicio del sojuzgamiento de una mayoría de estúpida mansedumbre.
A veces imagino un diálogo imposible (?) que tiene lugar, cada noche, en el dormitorio principal de una mansión del conurbano bonaerense:
–Dime Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche? 
–¡Tratar de conquistar el mundo!
Y Pinky y Cerebro ya ni siquiera me causan gracia.

8/20/2010

Todos mienten

Todos.
Hablan de justicia cuando, en realidad, lo que quieren es revancha.
Hablan de libertad cuando, de hecho, se expresan con autoritarismo.
Hablan de los ciudadanos cuando lo único que les importa es satisfacer sus propias apetencias de poder.
Todos mienten.
Todos, sin excepción.