Le cuenta
tu mano a la mía
una historia.
Habla con mis costillas
y se detiene
en el esternón
luego de haber ascendido
sin apuro
y descendido
la pendiente de mi pecho.
Mientras sigue su relato
cada dedo tuyo
dibuja vuelos de gorriones
sobre mi vientre
y un manojo de flores
en mi ombligo.
Dice tu lengua sin palabras.
Responde la mía.
Confiesa tu piel
con cada roce su deseo.
Declara mi silencio
sin nombrarlo
tu amor
que al expresarse
me ocupa.
1 comentario:
Y así, donde se acaban los cuerpos, la palabrarde.
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