Y un día abro los ojos
y encuentro que todo ha cambiado.
Ya no amo lo que amaba
y lo que antes me conmovía
hoy me deja impávida.
Me rodea apenas una niebla tenue,
el recuerdo de lo que fue y ya no es,
una música perdida que suena
en mi cabeza
pero que no puedo tararear.
Y un día abro los ojos
con la piel sedienta
sólo para darme cuenta
de que no he hecho nada
para ser tan amada,
que no hice otra cosa
que derramar palabras.
1 comentario:
Bueno, que derramar palabras no es precisamente no haber hecho nada. ¡Por más derrames!
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