Sólo recuerda el perfume persistente de la lluvia. Y la lejana claridad de un amanecer. Habían estado hablando durante horas. De todo. De nada. Del tiempo. De la eternidad. Hasta que súbitamente ella se puso de pie y dejó la habitación. Entonces él se sintió solo. Aún sabiéndola del otro lado de la puerta. Aún consciente de que volvería en apenas minutos tal vez con una nueva copa de vino, tal vez sonriendo, tal vez… Pero él había conocido esa soledad instantánea y profunda. Y supo que no quería en su vida ese sentimiento helado. Y supo cuánto la amaba.
1 comentario:
AY!
amar-amor-amar.
y darse...darsentera/darsentero y saberse que el 1 puede ser 2, y esos 2, en 1.
grandes abrazos siderales a mi hermanrquera!
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