Anoche la Selección Argentina de Fútbol aseguró su participación en el Mundial 2010 que se llevará a cabo en Sudáfrica. Luego de otra presentación mediocre y como corolario de una seguidilla de actitudes –al menos– poco felices para el responsable de la dirección técnica de un seleccionado nacional, Diego Armando Maradona tuvo, en la conferencia de prensa posterior al partido, expresiones de una vulgaridad casi insuperable.
No las voy a reproducir porque pueden encontrarse, repetidas hasta el cansancio, en casi todos los idiomas existentes. Tampoco voy a emitir una opinión puntual sobre Maradona porque descuento que junto a cada reseña noticiosa estará el comentario de quien la escribió. De modo que evitaré la redundancia.
Sí quiero decir que las declaraciones del director técnico del Seleccionado Nacional de Fútbol no fueron un exabrupto. Más bien creo que no pudo escapar a la enfermedad que nos aqueja: la vulgaridad.
Es vulgar la actitud sobradora y descalificatoria del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación Aníbal Fernández.
Es vulgar el cinismo del Presidente del Bloque de Senadores del oficialismo Miguel Angel Pichetto.
Es vulgar la ostentación de autoritarismo del Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.
Es vulgar la manipulación de las decisiones del Consejo de la Magistratura llevada adelante, entre otros, por la Diputada Nacional Diana Conti.
Es vulgar el revanchismo resentido del ex presidente Néstor Kirchner.
Es vulgar la justificación de los dichos de Diego Maradona que hizo el Presidente de la AFA Julio Grondona (transcribo porque es fresquita: "...no creo que haya muchos periodistas deportivos que no puedan decir 'no viví de Maradona' ").
Todos los mencionados han tenido, con distintas palabras, expresiones con el mismo significado que las de Diego Maradona. Y la lista podría seguir.
¿Por qué tendríamos que suponer que el responsable del Seleccionado Nacional y antigua gloria del fútbol mundial es un individuo sano en un país enfermo?
No las voy a reproducir porque pueden encontrarse, repetidas hasta el cansancio, en casi todos los idiomas existentes. Tampoco voy a emitir una opinión puntual sobre Maradona porque descuento que junto a cada reseña noticiosa estará el comentario de quien la escribió. De modo que evitaré la redundancia.
Sí quiero decir que las declaraciones del director técnico del Seleccionado Nacional de Fútbol no fueron un exabrupto. Más bien creo que no pudo escapar a la enfermedad que nos aqueja: la vulgaridad.
Es vulgar la actitud sobradora y descalificatoria del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación Aníbal Fernández.
Es vulgar el cinismo del Presidente del Bloque de Senadores del oficialismo Miguel Angel Pichetto.
Es vulgar la ostentación de autoritarismo del Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.
Es vulgar la manipulación de las decisiones del Consejo de la Magistratura llevada adelante, entre otros, por la Diputada Nacional Diana Conti.
Es vulgar el revanchismo resentido del ex presidente Néstor Kirchner.
Es vulgar la justificación de los dichos de Diego Maradona que hizo el Presidente de la AFA Julio Grondona (transcribo porque es fresquita: "...no creo que haya muchos periodistas deportivos que no puedan decir 'no viví de Maradona' ").
Todos los mencionados han tenido, con distintas palabras, expresiones con el mismo significado que las de Diego Maradona. Y la lista podría seguir.
¿Por qué tendríamos que suponer que el responsable del Seleccionado Nacional y antigua gloria del fútbol mundial es un individuo sano en un país enfermo?
1 comentario:
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