A menudo me pregunto quién soy. La que escribe. La que está escrita. La que se retrata como lo que es y, a la vez, como lo que justamente no es. La que tiene todo por hacer. La que se ríe de sí misma. La que cocina. La que habla. La que calla. La que se expone. La que se esconde. La que se preocupa por las vidas próximas y lejanas. La osada hasta la temeridad. La exasperantemente tímida. La que tiene miedo. La que mira con atención –y el corazón un poquito estrujado– a los hijos que hacen sus caminos y aun sabiendo que se viene una colisión que dejará sus humanidades en estado calamitoso, lo único que les repite es lo de siempre: "ahí voy a estar, para aplaudir o para juntar los pedazos". La que se equivoca cuando quiere acertar. La que acierta cuando daría cualquier cosa por estar equivocada. La que ama el silencio y la soledad. La que nunca grita. La que usa la ironía como un bisturí. La que paga las cuentas. La que queda afuera de todo esto.
A menudo me pregunto quién soy porque la vida real me obliga a cambiar de traje con demasiada asiduidad. Y en esos cambios de vestuario voy olvidando cada vez una prenda, un accesorio. O dejándome puesto algo del atuendo anterior. Hasta que una mirada fugaz en el espejo me devuelve la imagen de una mujer disfrazada de mí misma. Entonces me detengo y me despojo de toda vestimenta para poder preguntarme, una vez más, quién soy.
A menudo me pregunto quién soy porque la vida real me obliga a cambiar de traje con demasiada asiduidad. Y en esos cambios de vestuario voy olvidando cada vez una prenda, un accesorio. O dejándome puesto algo del atuendo anterior. Hasta que una mirada fugaz en el espejo me devuelve la imagen de una mujer disfrazada de mí misma. Entonces me detengo y me despojo de toda vestimenta para poder preguntarme, una vez más, quién soy.
2 comentarios:
eres maravillosa!
Chris
... es la pregunta que continúa el interrogatorio cuando 'qué o quién quiero ser' ya perdió la gracia, no?
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