Como la escena de una vieja película de miedo
que de tan mala mueve a risa.
Como el recuerdo horroroso
que insiste, persiste y se instala
en una grieta para echar raíces,
orgulloso parásito que se nutre
de mi sangre.
Como ese antiguo sentimiento de hartazgo
que tala brazos y siega ilusiones.
Como el grito que, ignorado,
se pierde en el vacío.
Como una alimaña que creía muerta
y sin embargo aún exhala
agónicos suspiros.
Como el hedor de un pantano
que estalla en espesas burbujas
de mugre acumulada.
Como una bocanada del infierno
que se acerca pestilente
a tocarme con su lengua.
Todo llega.
Todo pasa.
Todo vuelve.
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