4/30/2008

Romance

Este amor tiene del amor no solo el nombre.
También tiene la luz, la paz y la bonanza.
La melodía plácida de un atardecer.
Crujidos, tintineos, sones, ecos.
Latidos en las yemas de los dedos.
Fibra, sangre, madera, carbón y piedra.
Tiene del amor el encanto sutil de una mirada
que prisma la realidad y la desnuda de a poco
y la hace gajos jugosos y gira sobre ellos
y cambia y se inventa vez tras vez.
Miel, sal, azúcar, pimienta y veneno.
Porque este amor tiene del amor no solo el nombre.
Tiene la pastosa consistencia del metal candente,
la lenta danza de la lava, la protesta furiosa de un hervor.
Es olla, cuenco, vaso, jarra, odre, cántaro y mortero
donde se cuece un guiso, donde despiertan las esencias,
donde duerme el agua, donde se ofrece el alimento,
donde se ahoga la sed.
Tiene del amor el perfume, la ley del cuerpo.
La intimidad a la que sólo el amor convoca
para consentir un abrazo que es deseo.
Es horizonte, avenida, camino, calle, vereda
y sendero que se abre nuevamente al horizonte.
Caricia que se estrecha hasta hacerse piel sobre otra piel
y orgasmo agonizante, suma de muertes provisorias
que ensanchan la fugaz conciencia de la vida.
Es que este amor tiene del amor no solo el nombre.
Tiene el silencio preñado de palabras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

glorioso


no se puede agregar nada a ese Amor.



silencio

SBM dijo...

El amor, para que lo sea, se ve, se toca, se paladea e incluso se huele.
Después de leerlo cinco veces, solo se puede leer la poesía así (creo) con tu permiso corto y pego y me lo llevo al archivo de cosas que merece la pena releer.

Mi más rendida admiración, guapetona.