El cielo estuvo cargándose de a poco
cosechando nubes y gestando el viento.
Primero fue el aire en remolinos,
las hojas arrebatadas a los árboles
flotando sin norte, bailando en silencio.
Después la luz inclemente de un relámpago,
los rayos quebrando el cielo,
un súbito temblor bajo mis pies.
Y llegó por fin el alivio de las gotas
estrellándose en los vidrios,
y el desliz de esos ríos verticales
que desaguan en un mar
de baldosas de vereda.
Una calma provisoria y un escalofrío
de cuerpo desnudo que recibe el agua,
de piel sedienta, de huesos escarchados.
Los ojos abiertos a la noche,
ávidos de luz, muertos de miedo.
Esperando ser heridos por la lluvia
que dibuja surcos de lágrimas
allí donde el dolor, por no llorar,
naufraga.
2 comentarios:
snif...
bueno, vos no pero yo sí..agüita de ojos.
este peoma es inmenso. palabras que dan escalofríos al alma de lluvia. a la "lluvialma"
abrazos que son siderales, hermanarquera.
pd: tendríamos que decirle a Orson que nos adueñamos de sus palabras (para ponerle onda jajaja)
ah! yo siempre digo: habría debido desconfiar de los vientos que arremolinan jajaja!!!
J'aurais dû me méfier des vents qui tourbillonnent
chuicks!
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