Si tenés unos cuantos años, ya sabés que la vida está hecha de ciclos.
Si tenés unos cuantos años y los pasaste en la Argentina, ya sabés que el peronismo cansa. Pasó en el 55, en los 70 y, tal vez, ahora.
Sabés que el humor de la ciudadanía cambia. Sabés que hay intervalos más a la "derecha" y otros más a la "izquierda" (lo pongo entre comillas porque me parece relativo). Perón, con su florida labia, lo llamaba "el movimiento pendular de las masas". Además, si tenés más de 50, agradecés que los ciclos sean derecha/izquierda y no civil/militar.
Sabés que la economía nunca llega a estabilizarse, que vivimos fiestas que parecen interminables pero que después hay que limpiar los restos de esas fiestas. Sabés que la limpieza implica ajuste y que el gradualismo no existe porque, si el gradualismo no existe en la fiesta, menos va a aparecer a la hora de la limpieza. No voy a hacer precisiones técnicas porque no tengo los conocimientos necesarios, pero hay ciclos de stop and go y ciclos de stop and crash (hay montañas de información sobre el tema en internet).
Sabés que los seres humanos somos bastante resistentes a los cambios. Si todo está bien, ¿para qué cambiar? De hecho, por eso mismo en nuestras fiestas se acaba el champagne y tomamos vino, se acaba el vino y tomamos cerveza, se acaba la cerveza y tomamos gaseosa... y siempre terminamos tomando el agua de los floreros. Scioli vendría a a ser el agua del florero.
Por último, si levantás la mirada del ombligo argentino, tan conspicuo él, también vas a saber que los ciclos –años más, años menos– se dan en toda la región.
Si sabés todo esto. Si lo viviste y lo entendiste. Nada puede asustarte. Has vivido cosas muchísimo peores que un traspaso de gobierno constitucional a gobierno constitucional.
Votá. Dependiendo de quién gane, vas a estar de mejor o de peor humor. No importa. Es parte del ciclo del péndulo. Y el péndulo nunca se detiene.
2 de noviembre de 2015
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