12/05/2015

La mezquindad, la agonía y el miedo


Veo el spot de Scioli. Hace esfuerzos por parecer relajado y lo que se ve, bien en primer plano, es el esfuerzo. 
Empieza diciendo que sabe que algunos están enojados. Casi lo mismo dijo Menem en 2003. No están enojados con las conquistas sino con las peleas. Parece que para el candidato la gente se enoja con cosas, no con otra gente. También dice "conmigo es distinto". ¿Distinto de qué o de quién?, me pregunto. "Yo soy un hombre de diálogo... Moderado y pacífico". ¿Quién será que no dialoga, se desborda y elige la confrontación? 
Le faltaría el "Dicen que soy aburrido" y ponemos los fideos que ya estamos todos. 
En la feria de vanidades publicitaria siempre hay un ventanal que da al jardín. Afuera, en la vida real, el panorama es más oscuro. Leo insensateces que van desde "Macri es Hitler" hasta "Videla fue el mejor presidente que tuvo la Argentina". Difícil entregarle a alguna de estas afirmaciones el primer premio a la estupidez. 
Habla Mario Firmenich y hace precisiones sobre el presente con el tono de un pacifista. ¡Firmenich! ¿Se entiende? ¡Firmenich!
La actitud de algunos perdedores sugiere que no se entregarán fácilmente. O se dedicarán a arrasar lo que los rodea hasta el momento en que no les quede más remedio que abandonar sus feudos. 
Nicolás Del Caño, candidato del FIT, compra dólares en el Banco Nación. Debe hacerlo con donaciones porque su sueldo de diputado –del que deduce, para solventar sus gastos, el equivalente al sueldo de un maestro–, según dice, lo destina a diferentes sectores en lucha. 
Son tiempos ricos para los observadores de la condición humana. Está todo muy en superficie. La descalificación y el insulto. La provocación y el patoterismo. La mentira y el cinismo. La mezquindad, la agonía y el miedo.
10 de noviembre de 2015

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