12/05/2015

La grandeza y la opulencia

Hay una importante confusión en estos días. Muchos ciudadanos esperan gestos de grandeza. Lamentablemente, esperan en vano. La grandeza nunca viene de la mano de quienes hicieron culto a la opulencia. La grandeza es casi silenciosa mientras que la opulencia vocifera. La grandeza se construye con pequeñas acciones mientras que la opulencia genera enormes despliegues en honor a sí misma. La grandeza no solo es honrada en la derrota sino que también sabe ser humilde en la victoria. ¿La opulencia? No, la opulencia es ciega en la victoria y resentida en la derrota. La grandeza concibe un mundo amplio y diverso. Para la opulencia, en cambio, el mundo empieza y termina en su ombligo.La grandeza pide justicia. La opulencia, venganza. De lo que se sigue que la grandeza respeta los márgenes de la ley y la opulencia camina por el borde, siempre buscando la fisura para violarla con el único objetivo de satisfacer sus instintos. La grandeza tiene su propia voz. La opulencia habla en nombre de las "grandes causas". La grandeza se rige por la ética. La opulencia, por los códigos (muchas veces, mafiosos). La grandeza crece con el paso del tiempo. La opulencia se degrada y degrada todo aquello que toca.La grandeza es luz en la oscuridad. La opulencia, por mucho que brille, no ilumina. La grandeza trabaja para el prójimo, la opulencia para sí misma. Hay algo en el ADN de los argentinos que hace que muchos –muchos de verdad– prefieran el resplandor falso de la opulencia a la austeridad de la grandeza. De esos muchos, una parte significativa ve con agrado que la opulencia arrase todo lo que encuentra a su paso antes de entregar las llaves del reino. Olvidan que la opulencia tiene el pan asegurado y que ellos deberán sembrar su trigo en un baldío lleno de escombros. Son los que prefieren que el barco se hunda, aunque estén arriba del barco. No esperemos gestos de grandeza. No los habrá.

No te jactes del día de mañana; 
Porque no sabes qué dará de sí el día.
Alábete el extraño, y no tu propia boca; 
El ajeno, y no los labios tuyos. 
Pesada es la piedra, y la arena pesa; 
Mas la ira del necio es más pesada que ambas. 
Cruel es la ira, e impetuoso el furor; 
Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia? 
La Biblia – Proverbios 27:1-4
1º de diciembre de 2015

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