12/05/2015

El proyecto colectivo


El proyecto colectivo es un tren al que muchos suben sin saber hacia dónde van. Enamorados de la promesa de un paraíso de igualdad –o inclusión o justicia social– que nunca llega. Estación tras estación, el tren se llena de nuevos pasajeros a los que el entusiasmo no les deja ver la decepción de quienes vienen viajando hace tiempo sin llegar a ningún lado. 
Como la abulia gana terreno, rápidamente en cada vagón hay un líder que alienta a los presentes. De alguna manera hay que impedir que el optimismo se marchite. En el fondo, lo que hay que evitar es que alguna voz se alce para iniciar una rebelión. De tanto en tanto, cuando la moral del pasaje parece quebrada, por los altavoces se escucha la voz metálica del conductor del tren. Palabras enérgicas que reavivan la esperanza. 
Pasado un tiempo, aunque no lo sepan, los pasajeros han conseguido lo que buscaban cuando subieron al tren. Son todos iguales. Se dejan conducir por un fantasma en el que han depositado todas sus expectativas y al que han investido de la dudosa cualidad de saber qué es lo mejor para todos, responden a las consignas de un líder intermedio al que no eligieron, olvidaron quiénes eran antes de subirse al tren y también para qué habían subido y solo esperan seguir allí y que el viaje nunca termine porque si terminase estarían perdidos, inermes, vulnerables. 
Ya no piensan en el paraíso de la igualdad. Ya no piensan en el paraíso. Ya no piensan.
13 de octubre de 2015

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