Hay cosas que sólo pueden decirse en voz muy baja. Cosas que sólo pueden gritarse. Cosas que hay que contar en primera persona. Porque el yo contiene y significa. Cosas que sólo admiten la tercera persona que escuda y protege. Después está el vos. El tú. El que escucha. El que devuelve sonidos y letras. Palabras y gestos. Asintiendo, consintiendo. Conmovido o irritado. Pero nunca sordo. Nunca indiferente. Nunca ajeno.
¿Por qué digo todo esto? Porque no quiero que queden dudas de a quien nombro cuando digo ella. Cuando la nombro, me nombro. La alejo con el ella para poder nombrarla. Y en ese juego de acercamientos y alejamientos. De zoom y travelling. De primerísimo primer plano y de plano general, por fin la/me veo. Cuando digo ella.
¿Por qué digo todo esto? Porque no quiero que queden dudas de a quien nombro cuando digo ella. Cuando la nombro, me nombro. La alejo con el ella para poder nombrarla. Y en ese juego de acercamientos y alejamientos. De zoom y travelling. De primerísimo primer plano y de plano general, por fin la/me veo. Cuando digo ella.
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