Desde la última semana de septiembre, cuando se anunció la salida a la venta de Callejeros en primera persona, se formularon muchas hipótesis acerca de las motivaciones que me impulsaron a escribir sobre un tema tan difícil y tan controversial como la tragedia de Cromañón.
En este tiempo, contesté todas las preguntas de la prensa. Estuve a disposición de radios, canales de televisión, medios gráficos y medios digitales sin eludir ninguna respuesta.
Durante varias semanas, mis casillas de correo electrónico se poblaron de mensajes de todo tipo. Desde la felicitación y el agradecimiento hasta la ofensa, el insulto y la amenaza. La mayoría de estos últimos pertenecían a personas que no habían leído el libro.
Además, circularon versiones de todo tipo acerca de una alambicada estrategia de prensa para vender el libro. Versiones absolutamente alejadas de la realidad.
A quienes pensaron que así era, he de aclararles que días después de que apareciera la placa negra publicada en el sitio oficial de Callejeros, me llegó una carta documento de seis de los integrantes del grupo convocándome a una mediación.
A partir de ese instante me llamé a silencio para facilitar el proceso al que había sido citada y que aún no concluyó.
Es difícil entender cuáles fueron las motivaciones que los impulsaron a iniciar una accion por daños y perjuicios. Sin embargo, analizando la situación desde la postura de ellos, y de todo lo que provoco el contenido del libro, que incluye los testimonios por ellos vertidos, es posible –desde mi punto de vista– esbozar la idea de que se formule algún pedido respecto a los testimonios, reiterando que ningún interés ni participación tuvieron el libro. En cuanto a otro tipo de reclamo económico, dado que la mediación todavía está en marcha, me es difícil imaginar cómo terminará y, por supuesto, está en manos de los abogados
Por cierto, las actitudes de varios de los actores involucrados en esta trágica historia no hacen más que confirmar los conceptos volcados en el libro acerca de nuestra dificultad para unirnos en el dolor, de la imposibilidad de salir del lugar de la confrontación, de la incapacidad para reconocernos en los ojos de nuestros semejantes.
Callejeros en primera persona no es "el libro de Callejeros" ni "el libro que defiende a la banda" ni "el libro que ataca a los sobrevivientes" ni "el libro que está en contra de los padres de las víctimas".
Instalar la idea de una obra destinada a defender una posición por encima de otra va por completo contra la esencia y el espíritu de mis palabras. Y, por extensión, contra mi esencia y mi espíritu.
Callejeros en primera persona nació como un intento de reflexionar sobre los motivos que llevaron a que se produjera una tragedia como la de Cromañón. Creció como un desafío personal de comprometerme, desde mi lugar de escritora, con la búsqueda de la verdad, una verdad sin dueños y sin exclusiones. Se concretó como una obra en la cual el lenguaje de la investigación se desliza dejando lugar a una expresión más visceral. Vio la luz en el centro de una disputa por el espacio mediático. Y hoy circula, sobre todo entre los jóvenes, como punto de partida para la construcción de una perspectiva diferente que permita aprender de la desgracia.
Hasta la fecha, Callejeros en primera persona es el único lugar en el que aparecen las voces de los músicos. Sus largas charlas conmigo, transcriptas en el libro respetando puntualmente lo dicho, son también parte de la historia de Cromañón. Una historia que sigue doliendo como el primer día.
En este tiempo, contesté todas las preguntas de la prensa. Estuve a disposición de radios, canales de televisión, medios gráficos y medios digitales sin eludir ninguna respuesta.
Durante varias semanas, mis casillas de correo electrónico se poblaron de mensajes de todo tipo. Desde la felicitación y el agradecimiento hasta la ofensa, el insulto y la amenaza. La mayoría de estos últimos pertenecían a personas que no habían leído el libro.
Además, circularon versiones de todo tipo acerca de una alambicada estrategia de prensa para vender el libro. Versiones absolutamente alejadas de la realidad.
A quienes pensaron que así era, he de aclararles que días después de que apareciera la placa negra publicada en el sitio oficial de Callejeros, me llegó una carta documento de seis de los integrantes del grupo convocándome a una mediación.
A partir de ese instante me llamé a silencio para facilitar el proceso al que había sido citada y que aún no concluyó.
Es difícil entender cuáles fueron las motivaciones que los impulsaron a iniciar una accion por daños y perjuicios. Sin embargo, analizando la situación desde la postura de ellos, y de todo lo que provoco el contenido del libro, que incluye los testimonios por ellos vertidos, es posible –desde mi punto de vista– esbozar la idea de que se formule algún pedido respecto a los testimonios, reiterando que ningún interés ni participación tuvieron el libro. En cuanto a otro tipo de reclamo económico, dado que la mediación todavía está en marcha, me es difícil imaginar cómo terminará y, por supuesto, está en manos de los abogados
Por cierto, las actitudes de varios de los actores involucrados en esta trágica historia no hacen más que confirmar los conceptos volcados en el libro acerca de nuestra dificultad para unirnos en el dolor, de la imposibilidad de salir del lugar de la confrontación, de la incapacidad para reconocernos en los ojos de nuestros semejantes.
Callejeros en primera persona no es "el libro de Callejeros" ni "el libro que defiende a la banda" ni "el libro que ataca a los sobrevivientes" ni "el libro que está en contra de los padres de las víctimas".
Instalar la idea de una obra destinada a defender una posición por encima de otra va por completo contra la esencia y el espíritu de mis palabras. Y, por extensión, contra mi esencia y mi espíritu.
Callejeros en primera persona nació como un intento de reflexionar sobre los motivos que llevaron a que se produjera una tragedia como la de Cromañón. Creció como un desafío personal de comprometerme, desde mi lugar de escritora, con la búsqueda de la verdad, una verdad sin dueños y sin exclusiones. Se concretó como una obra en la cual el lenguaje de la investigación se desliza dejando lugar a una expresión más visceral. Vio la luz en el centro de una disputa por el espacio mediático. Y hoy circula, sobre todo entre los jóvenes, como punto de partida para la construcción de una perspectiva diferente que permita aprender de la desgracia.
Hasta la fecha, Callejeros en primera persona es el único lugar en el que aparecen las voces de los músicos. Sus largas charlas conmigo, transcriptas en el libro respetando puntualmente lo dicho, son también parte de la historia de Cromañón. Una historia que sigue doliendo como el primer día.